
La vitamina B es en realidad un grupo de vitaminas muy similares entre sí. Aunque suele ser un activo olvidado entre las cremas, sus propiedades para la piel son indiscutibles. Dentro del grupo vitamina B encontramos:
Vitamina B1 o tiamina, B2 o riboflavina, B3 o niacina, B5 o ácido pantoténico, B6 o piridoxina, B8 o biotina y B9 o ácido fólico.
Las vitaminas del grupo B trabajan como enzimas en el metabolismo de grasas, hidratos de carbono y proteínas y participan en la síntesis del colágeno.
Tiamina y riboflavina: B1 y B2
Son necesarias ya que en estados de carestía se secan y cuartean los labios, las manos y la piel en general.
los huevos, las legumbres, los cereales y los frutos secos al igual que la carne de cerdo y el pescado son ricos en B1 y B2. Los lácteos también tiene vitamina B2 en grandes proporciones.
Niacina: B3
Esta vitamina tiene propiedades hidratantes, reduce las arrugas y mejora visiblemente el aspecto de las pieles acneicas.
En cosmética la encontramos bajo el nombre de niacinamida o ácido nicotínico. Refuerza la barrera de la piel, estimula la renovación celular, mejora la circulación sanguinea, regula la hidratacion y regenera también en casos de acné. Es un magnífico “anti-ageing” capaz de disminuir arrugas y manchas de pigmentación.
Es mejor usar Niacinamide en Formulas con alto contenido de agua como tónicos faciales y capilares, serums, fluidos y emulsiones aceite-en-agua. El aceite de acai es rico en vitamina b3
La encontramos en alimentos como la levadura, la carne de vacuno, la leche, los huevos, las verduras verdes y los granos de cereal.
Biotina: B8
Le antecede su fama para el cuidado del cabello. Se recomienda como suplemento para frenar su caída. Además aporta vitalidad y volumen al mismo. Previene y controla la formación de caspa.
Es efectiva para fortalecer la uñas y previene problemas cutáneos tales como dermatitis o psoriasis, ya que puede regenerar los tejidos. Aporta hidratación a la piel.
La mala noticia es que la biotina no es absorbida por la piel de manera que la única manera de aportarla a nuestro organismo es a través de la alimentación. La encontramos en el salmón y la sardina, la yema del huevo, riñones e hígado. En frutos secos tales como almendras, pistachos, nueces y cacahuetes. En cereales integrales y levaduras como la de cerveza. Y también en aguacates, otras frutas y en la coliflor.